domingo, 24 de enero de 2016

La ciudadanía 3.0 ha llegado

Una reflexión sobre la sociedad tecnológica de Massimo Filippa

Los cambios son ya visibles. Al echar un vistazo al paisaje urbano, son muchos los que buscan en las redes sociales y las nuevas tecnologías el edén en el que conjugar tiempo libre, trabajo y rentabilidad. Los comportamientos sociales son, en este punto, impredecibles. Hay quienes piensan que son patológicos y acabarán por construir un mundo de hedonistas, más pendientes de mirar a sus dispositivos que a la realidad. Otros pareceres apuntan a lo contrario: los cambios sociales siempre han estado a la orden del día y los actuales son tan rápidos que es imposible percibir el rango que abarcan.

La implantación del teletrabajo es cada vez más palpable. Las empresas, que otrora apostaban por la deslocalización para minimizar costes, parecen mutar hacia la flexibilidad y la consecución de objetivos, y destierran paulatinamente la improductividad de reuniones maratonianas y la mirada permanente al reloj. La llegada de las redes sociales y los nuevos dispositivos, cada vez más preparados para la multiacción a todos los niveles, han colaborado en un escenario de competitividad en el que, sin embargo, hay un extenso prado en el que florece el emprendimiento bajo muchas denominaciones.

España, un país que vive del sector servicios, es ideal para esta nueva manera de entender la existencia. Siempre cercano a Europa, pero dispuesto a recibir ideas y culturas. Cosmopolita y a la vez tradicional. Generador de un talento humano ingente en el campo de la tecnología y la sostenibilidad. Todos los caminos conducen necesariamente al progreso y la vida, que, como la sociedad y el idioma, evolucionan vertiginosamente. Las capitales culturales y turísticas son las primeras en percibir las nuevas formas de comunicación, que paulatinamente se extienden por el resto de la geografía peninsular. Las tribus urbanas ya no rumian, sino que consumen rápidamente, a la misma velocidad a la que se mueve la realidad social. El cambio es inexcusable.

Nuevos hogares 

Culturalmente, España es un país de compradores de vivienda. Este hecho choca con la percepción arraigada en el resto de enclaves occidentales, en los que el alquiler es la primera opción. Sin duda, la percepción de una mayor protección fiscal puede ser el origen de este comportamiento, pero no solo eso. Como filosofía de vida, la seguridad que otorga la posesión de un inmueble es un factor decisivo para que en nuestro país se apueste claramente por la inversión en la propiedad.

Teniendo en cuenta que la construcción parece aflorar de nuevo (el número de visados de construcción ha remontado 20 puntos porcentuales) y que en grandes ciudades, solo este año, pueden construirse casi cien mil nuevas viviendas, todo apunta a que la socialización con respecto a la residencia va a continuar moviéndose bajo idénticos patrones. Así, la sociedad de las nuevas tecnologías y las nuevas formas de comunicación, amparadas en hogares sostenibles, domotizados y confortables, camina hacia un emocionante mundo futuro, plagado de retos para construir un mundo equilibrado y justo, en el que se pueda mirar a las estrellas con la tranquilidad de tener tu hogar controlado al alcance de tu mano.

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