jueves, 31 de marzo de 2016

El consumo colaborativo es cada vez más utilizado en España

Reflexiones de Massimo Filippa sobre el consumo colaborativo


Cada día son más los españoles que han utilizado alguna vez el consumo colaborativo. 

Un estudio muestra la creciente confianza de los consumidores con las distintas formas de consumo colaborativo y el amplio nivel de satisfacción entre los usuarios, tanto con el funcionamiento y prestaciones de las plataformas elegidas como con la experiencia en su conjunto.

Reflexiones de Massimo Filippa sobre el consumo colaborativo

Además, los problemas que se han reportado por parte de los encuestados son escasos y de poca gravedad. Los consumidores afectados no reclamaron y son pocos los que expresaron su descontento de manera privada y, aún menos, los que intentaron llegar a un acuerdo con la otra parte. No obstante, aunque se tiende a pensar que el consumo colaborativo se desarrolla a través de Internet, la participación en este tipo de iniciativas a través de familiares o amigos prevalece más de lo que parece.

La tendencia ha madurado en España y el paisaje ha cambiado radicalmente en unos año, aseguran las encuestas. La crisis ha obligado a la gente a buscar alternativas, no sólo para ahorrar, sino para hacer dinero al mismo tiempo. A esto se une la explosión de las redes sociales, ahí es donde todos comprobamos todos los días el poder de compartir. Cuanto más das, más recibes.

Si bien, aún nos faltan herramientas para poder cuantificar el dinero que mueve el consumo colaborativo en España. Pero lo más significativo es que ha habido inversiones importantes, tanto a nivel de multinacionales como en iniciativas impulsadas por nuestros emprendedores.

Se atribuye el despegue fulminante del consumo colaborativo en España a dos factores: el auge de las redes sociales y el acicate de la crisis.

Cada vez hay más personas que se dan cuenta de la oportunidad que representa el consumo colaborativo. Más allá de la colaboración que permite Internet, podemos inventar otro tipo de sociedad. Los consumidores se decantan por este tipo de compra para ahorrar, ganar dinero o por ser la forma que mejor se adapta a sus necesidades, mientras que los encuestados que declaran no haber probado ninguna forma de consumo colaborativo es por desconocimiento o falta de ocasión.

La regulación de la economía colaborativa es un asunto complejo, pues algunas de las normativas implicadas están transferidas a administraciones autonómicas y locales. Sin embargo, el consumo colaborativo no destruye riqueza. Al contrario, crean empleo y, sobre todo, aportan mucha claridad al consumidor.


Por Massimo Filippa.

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